Nuestro bebé va creciendo, ya camina y empieza a aventurarse por la casa, movido por una curiosidad natural e inherente al ser humano. Esto es señal de que debemos empezar a preocuparnos por su seguridad dentro de la casa. En esta etapa, los niños no miden riesgos y son ganados por el afán de descubrir lo que hay a su alrededor. Aparte de vigilarlos constantemente, debemos tomar algunas medidas de prevención, ante cualquier descuido o circunstancia fortuita que puede devenir en algún accidente con consecuencias que no queremos ni imaginar.
Cosas tan comúnes como un sencillo tomacorrientes pueden convertirse en trampas peligrosas para los pequeños. Ellos no saben aún el riesgo de electrocutarse al insertar los dedos o acercar la boca a estos aparatos. Una manera fácil y económica de prevenir esto es cubrir las entradas con unos protectores plásticos que se consiguen en cualquier ferretería o tienda de artículos eléctricos. Tambien existen tomacorrientes con una cubierta integral, que cubren la entrada cuando no hay ningún artefacto enchufado. Otra área a ser tomada es la cocina. Generalmente guardamos debajo del lavadero artículos de limpieza como detergentes, desinfectantes, etc. Cuando el niño empieza a recorrer la casa puede fácilemente descubrir estos recipientes y llamarle la atención los coloridos envases. De ahí a que se lleve a la boca cualquiera de estos productos hay sólo un paso. Esto podemos evitarlo poniendo este tipo de productos en lugares elevados, que no estén al alcance de un niño. De no ser posible, lo que podemos hacer es colocar cerraduras o seguros para reforzar las puertas de cajones o gabinetes donde se almacenen estos productos, y que de esta manera sea mucho más difícil para el niño abrir la puerta o el cajón. Si bien esta última no es la solución perfecta, pues teoricamente el niño podría abrir todavía la puerta, por lo menos le dificultará bastante esta labor y nos dará tiempo de intervenir de ser necesario.
Ya que mencionamos las puertas, otro peligro que se presenta es el de que el niño se chanque los dedos u otra parte del cuerpo con estas. Lo mejor en estos casos es mantener cerradas las puertas de las habitaciones donde no queremos que el niño entre y asegurarlas con protectores de manivela o cerraduras de seguridad. En el caso de puertas deslizantes, existen en el mercado seguros que impiden a un niño abrir este tipo de puerta.
En el caso de las escaleras, lo principal es no dejar sin atención a un niño en las cercanías de una escalera. Y en adición a eso, proteger los pasamanos y las barandas con una red protectora, para evitar que se le pueda atracar la cabeza y sufrir asfixia o estrangulamiento. La instalación de una puerta o reja en ambos extremos de la escalera también es importante, asi como mantener la escalera libre de juguetes, zapatos u otros objetos que puedan provocar tropiezos y caidas.
Las ventanas también deben asegurarse, especialmente si vivimos en pisos superiores de edificios. Del mismo modo debemos evitar que el niño pueda usar algún mueble u otro objeto para poder llegar a la ventana. Un trágico recordatorio de lo que puede pasar lo tenemos en la historia del hijo de Eric Clapton, Connor, quien cayó por la ventana desde el piso 53. También es muy importante fijarse en los los cordones de las cortinas o persianas, pues si estos cuelgan libremente existe un serio riesgo de que el niño se estrangule accidentalmente. Es bueno recogerlos para que no queden al alcance de las manos del niño. Lo anterior también se aplica para los cables de artefactos electrodomésticos.
Quizás la mejor manera de poder identificar los potenciales peligros que existen en la casa para un niño sea observar las cosas desde su perspectiva. Como que recordamos viejos tiempos, intentemos gatear por la casa y de esta manera darnos cuenta de detalles que quizás pasen inadvertidos en una primera revisión. Cualquier precaución que tomemos no estará de más, si con ella podemos prevenir un lamentable accidente.
Cosas tan comúnes como un sencillo tomacorrientes pueden convertirse en trampas peligrosas para los pequeños. Ellos no saben aún el riesgo de electrocutarse al insertar los dedos o acercar la boca a estos aparatos. Una manera fácil y económica de prevenir esto es cubrir las entradas con unos protectores plásticos que se consiguen en cualquier ferretería o tienda de artículos eléctricos. Tambien existen tomacorrientes con una cubierta integral, que cubren la entrada cuando no hay ningún artefacto enchufado. Otra área a ser tomada es la cocina. Generalmente guardamos debajo del lavadero artículos de limpieza como detergentes, desinfectantes, etc. Cuando el niño empieza a recorrer la casa puede fácilemente descubrir estos recipientes y llamarle la atención los coloridos envases. De ahí a que se lleve a la boca cualquiera de estos productos hay sólo un paso. Esto podemos evitarlo poniendo este tipo de productos en lugares elevados, que no estén al alcance de un niño. De no ser posible, lo que podemos hacer es colocar cerraduras o seguros para reforzar las puertas de cajones o gabinetes donde se almacenen estos productos, y que de esta manera sea mucho más difícil para el niño abrir la puerta o el cajón. Si bien esta última no es la solución perfecta, pues teoricamente el niño podría abrir todavía la puerta, por lo menos le dificultará bastante esta labor y nos dará tiempo de intervenir de ser necesario.
Ya que mencionamos las puertas, otro peligro que se presenta es el de que el niño se chanque los dedos u otra parte del cuerpo con estas. Lo mejor en estos casos es mantener cerradas las puertas de las habitaciones donde no queremos que el niño entre y asegurarlas con protectores de manivela o cerraduras de seguridad. En el caso de puertas deslizantes, existen en el mercado seguros que impiden a un niño abrir este tipo de puerta.
En el caso de las escaleras, lo principal es no dejar sin atención a un niño en las cercanías de una escalera. Y en adición a eso, proteger los pasamanos y las barandas con una red protectora, para evitar que se le pueda atracar la cabeza y sufrir asfixia o estrangulamiento. La instalación de una puerta o reja en ambos extremos de la escalera también es importante, asi como mantener la escalera libre de juguetes, zapatos u otros objetos que puedan provocar tropiezos y caidas.
Las ventanas también deben asegurarse, especialmente si vivimos en pisos superiores de edificios. Del mismo modo debemos evitar que el niño pueda usar algún mueble u otro objeto para poder llegar a la ventana. Un trágico recordatorio de lo que puede pasar lo tenemos en la historia del hijo de Eric Clapton, Connor, quien cayó por la ventana desde el piso 53. También es muy importante fijarse en los los cordones de las cortinas o persianas, pues si estos cuelgan libremente existe un serio riesgo de que el niño se estrangule accidentalmente. Es bueno recogerlos para que no queden al alcance de las manos del niño. Lo anterior también se aplica para los cables de artefactos electrodomésticos.
Quizás la mejor manera de poder identificar los potenciales peligros que existen en la casa para un niño sea observar las cosas desde su perspectiva. Como que recordamos viejos tiempos, intentemos gatear por la casa y de esta manera darnos cuenta de detalles que quizás pasen inadvertidos en una primera revisión. Cualquier precaución que tomemos no estará de más, si con ella podemos prevenir un lamentable accidente.
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